La nube o cloud computing

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ESTAR EN LA NUBE

La informática a distancia o cloud computing.

Aunque el vocablo inglés cloud computing, en español computación en la nube, es más o menos de reciente aparición nos encontramos ante un fenómeno cuya raíz tiene ya cierta antigüedad.

De hecho los primeros proveedores de correo electrónico gratuito, como Hotmail o Yahoo, ya prestaban el servicio desde la nube. Esto era y es así desde el momento que cualquiera de sus usuarios puede acceder a su correo desde cualquier punto del planeta, sin que sea necesario utilizar su propio ordenador. Los correos recibidos se alojan en los servidores del proveedor. Se accede a ellos vía web, a través del navegador, se leen y en su caso se mantienen o son enviados a la papelera.

Otro ejemplo que demuestra la utilización de la cloud computing es el servicio de alojamiento de imágenes que ofrece Picasa o Flickr, y que muchos llevamos utilizando desde hace tiempo.

También Google Docs lleva tiempo brindando la posibilidad de utilizar tratamiento de texto tipo Word y hoja de cálculo tipo Excel desde la nube. De tal forma que no es necesario disponer de estos programas en nuestro ordenador para redactar, o leer un documento procesado con Word o en su caso crear u ojear una hoja de cálculo.

Hoy día, la computación en la nube es un concepto que incluye un nuevo modelo de prestación de servicios informáticos y que ofrece a la empresa moderna la posibilidad de acceder y ejecutar todo tipo de aplicaciones, desde las meramente administrativas hasta las de carácter comercial, gestión de personal, producción, etc. y guardar todos sus datos en los servidores y centros de datos de empresas especializadas en el suministro de este tipo de servicio.

Estas empresas o proveedores de cloud computing prestan el servicio por medio de Internet, posibilitando el acceso al servicio a través de cualquier navegador. Mediante una adecuada aplicación se accede de forma remota y segura a los servidores del centro de datos, donde el cliente puede llevar a cabo todas las aplicaciones contratadas.

De esta manera la empresa, que contrata el servicio, se ahorra los costes de licencias de software, puede reducir o prescindir del personal técnico, tiene asegurado el almacenamiento de datos, la actualización de las aplicaciones y reduce los riesgos de su pérdida por ataques o contaminación de archivos.

La tendencia a utilizar este tipo de servicio parece extenderse de forma lenta, escalonada y a la vez imparable, aunque también conviene indicar que todavía son bastante los peligros que existen, sobre todo en lo relacionado con la seguridad. Esto hace que existan temores y muchas empresas sientan recelo a la hora de llevar a cabo una transición de este estilo.

Estos serían a nuestro juicio los mayores problemas que existen actualmente y que deben ser valorados en su profundidad por cualquier empresa que pretenda dar el salto hacia la informática en la nube.

  1. La responsabilidad y seguridad de los datos queda exclusivamente en manos del proveedor del servicio. A excepción, lógicamente, de las posibles copias privadas que se hagan.
  2. Limita la libertad del usuario, quedando este supeditado a las aplicaciones que el proveedor pone al servicio del cliente.
  3. La privacidad de los datos queda en manos de terceros.
  4. La disponibilidad de las aplicaciones queda sometida al acceso a Internet.
  5. La confiabilidad del servicio depende del estado tecnológico y financiero del proveedor.
  6. El viaje de datos por la red y sus respectivos nodos hace que la información, hoy por hoy, sea lenta, debido a los protocolos de seguridad que deben implementarse. Pudiendo llegar a saturarse en algún momento.

Entendemos, por ello, que antes de dar el salto hacia la Cloud computing, nos aseguremos básicamente de:

  1. La solvencia y fiabilidad del proveedor elegido.
  2. La inexistencia de problemas a la hora de cambiar de proveedor.
  3. Llevar a cabo el proceso de forma escalonada.

Los tipos de nubes son:

  1. Nubes privadas. Indicadas específicamente para empresas. Poseen alta protección y seguridad de datos. El cliente es propietario del servidor, controla las aplicaciones que corren y decide sobre la autorización de usuarios.
  2. Nubes públicas. Son manejadas por terceros, independientes al cliente. Se mezclan los trabajos de diferentes usuarios y su almacenamiento en un mismo servidor.
  3. Nubes híbridas. Estas combinan los modelos público y privado. El cliente es propietario de unas partes y comparte otras, aunque de una manera controlada. Esta opción esta pensada para aplicaciones simples y que no requieran alto grado de seguridad.

Los modelos de servicio más normales son:

  1. Software como servicio (Software as a Service – SaaS). El proveedor pone a disposición del cliente las aplicaciones que se ejecutan en una infraestructura de nube. El cliente no gestiona ni controla la infraestructura salvo los parámetros de usuarios limitados.
  2. Plataforma como servicio (Plataform as a Service – PaaS). La plataforma como servicio permite al cliente desplegar su software propio o licenciado. No gestiona ni controla la infraestructura, aunque tiene el control sobre las aplicaciones y la configuración del entorno.
  3. Infraestructura como servicio (Infrastructure as a Service – IaaS). El cliente puede desplegar y ejecutar cualquier tipo de software, incluido el sistema operativo. No gestiona ni controla la infraestructura de nube, pero tiene control sobre los sistemas operativos, almacenamiento, aplicaciones y control limitado de componentes.

Aunque las empresas que prestan el servicio de Cloud computing se encuentran en una primera fase expansiva, es seguro que el número de las mismas se incrementará de forma considerable, dando lugar a una rica competencia en beneficio del consumidor. Por ello es conveniente que las empresas empiecen a plantearse la migración hacia este nuevo mundo, de forma pautada y escalonada.

© Equipo de redacción
Comserpro – Agosto 2011
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